Hoy les traigo un tema que me tope por pura casualidad, pero en el instante me di cuenta cuanta importancia tenía en mi vida diaria como escritora, y eso cuanta importancia le damos a la cantidad de palabras que escribimos.  

Cuando recién comencé a escribir de una manera más profesional lo cual sucedió cuando decidí que quería publicar un libro, empece a pasar más tiempo viendo contenido de otros autores, ya sean videos de YouTube, posteos de blogs o incluso libros sobre publicación. Me di cuenta de que la cantidad de palabras que escribía por día tenía cierta importancia, de hecho, tenía mucha importancia. Al darme cuenta de esto comencé a usar el contador de palabras que viene con Word (mi programa de preferencia para escribir). Cuando era nueva haciéndolo me alegraba muchísimo cuando escribía cien nuevas palabras en mi borrador, luego esas cien palabras pasaron a ser mil, ya en ese entonces tenía que esperar un poco más de tiempo y trabajar más duro para obtener satisfacción sobre lo que acababa de escribir. El problema vino cuando esas mil palabras dejaron de parecerme importantes y se convirtieron en diez mil. Esto pasó gracias a que me puse como desafío ver cuanta cantidad de palabras podía escribir en un día, lo cual coincidió con una maratón en YouTube de 18 horas de duración. Nunca me había sentido mejor que aquel día de noviembre cuando logre escribir más de 10.000 palabras en un rango horario tan corto, al darme cuanta de mi capacidad para lograr esta meta, me empezaron a parecer insignificantes todas las otras palabras que escribía por debajo de este número, llegando solo a festejar mi progreso cada 10.000 palabras. Este tema llegó a mí de pura casualidad, pero me abrió los ojos con rapidez y en ese momento supe que tenía que hablar de ello aquí. El otro día había asistido como tantos otros a un stream de una amiga en YouTube para escribir juntas, y en los comentarios había una chica la cual está participando del desafío de escritura de Camp NaNoWriMo july al igual que yo, su meta para este mes era escribir tan solo 5.000 palabras, las cuales tendría que escribir en 31 días que dura el mes de julio. Esta chica “ganó” su desafío en el mismo stream que yo me encontraba, y festejo de tal forma en los comentarios, por ese logro que yo he vivido tantas veces a lo largo de mi camino como escritora sin darle importancia alguna. Me inspiro a comenzar a ser consiente de mis victorias, pero también me hizo ver cuan común se hace para nosotros los que nos dedicamos a escribir o soñamos con ello, el hecho de perder esa emoción por los números pequeños, ya que en un documento de 60.000 o 100.000 palabras, esas pequeñas 5.000 pasan complemente desapercibidas, pero son tan importantes para hacernos sentir mejor acerca de lo que hacemos, y hacernos entender que todo progreso por más pequeño que sea sigue siendo un logro que merece ser festejado y admirado. 

Espero que este tema les haya interesado tanto como a mí, los animo a comentarme debajo si alguna vez les paso lo mismo que a mí, o incluso a contarme que están escribiendo o si les gustaría empezar a hacerlo. 

Hasta el domingo entrante, 

Princesa.